
El concepto y significado de Amor platónico tiene ciertas diferencias respecto del amor que todos conocemos o entendemos. Y es que la variación que se encargó de teorizar el filósofo Platón tiene elementos interesantes que hacen del amor platónico algo único y que todos alguna vez hemos experimentado.
Por ello, aquí te explicaremos todo sobre el amor platónico, significado, qué es y cómo podemos afrontarlo. Para saber más, quédate en este artículo.
¿Qué es el amor platónico?
El amor platónico es un sentimiento de amor que contiene una idealización de la Persona en la que se tiene interés, quedándose esta ilusión en un plano espiritual y no físico.
El amor ha ido teniendo cada vez más definiciones a medida que el mundo del cine y la Literatura lo han utilizado como recurso en sus tramas. No existe un único amor tal y como lo conocemos, pudiendo darse variantes de lo más pintoresco a nuestros ojos teniendo la certeza de que también es amor. Con el amor platónico encontramos un amor imposible a la par que perfecto. Es ese amor tan único, el que deseamos con más fuerza atraídos por la seguridad de que nunca lo lograremos.
¿Es entonces un amor real o un invento de las artes? El amor platónico existe, pudiendo ser tan beneficioso como perjudicial. Al no conseguir lo que deseamos tendemos a idealizarlo hasta el extremo, pensando que no existe nadie más que pueda ocupar el lugar de la persona a la que tanto queremos. Por ello es fundamental que comprendamos cómo funciona el amor platónico, tanto para evitar sus consecuencias negativas como para regocijarnos en el placer que puede llegar a proporcionarnos.
La expresión "amor platónico" fue usada por primera vez por Marsilio Ficino, un filósofono florentino de pensamiento neoplatónico. Para el siglo XV, este pensador usó este término como sinónimo del amor socrático. En ambos casos, se refiere a un amor que enaltece la Belleza de la inteligencia y el carácter por encima de la apariencia.
El amor según Platón
Aunque la expresión actual dista ligeramente del concepto original de Platón, es de este filósofo griego de quien provienen las bases. Así, en su obra El banquete, Platón dice que el amor puro está desprovisto de pasiones y se basa en la virtud más que en cuestiones materiales, pues estas son efímeras y falsas.
De la mano de su teoría del mundo de las ideas, en el que todo es perfecto y tiene una copia imperfecta en nuestra realidad, Platón afirma que lo mismo ocurre con el amor. Así, el amor perfecto existe en el mundo de las ideas, pero nunca en el mundo real, pues está manchado por la apariencia y lo físico.
Ilusión y descubrimiento personal
Con el amor platónico en plena efervescencia los primeros cambios los notaremos en nosotros mismos. Estaremos llenos de ilusión, imaginando escenarios idílicos que lograrán que sonriamos a diario. Pensamos que aunque esa persona tan especial no vaya ni siquiera a mirarnos puede, en algún momento, que se fije mínimamente en nosotros. Una oportunidad para que nos conozca donde le haremos saber todo lo que valemos como personal.
Esto tiene una interpretación clara y es que cuando estamos así de enamorados nos esforzamos por dar nuestra mejor imagen. Trataremos de cuidar más nuestro aspecto, veremos los problemas con mejor cara y trataremos de seguir avanzando en nuestros proyectos personales. La motivación que proporciona el amor platónico es difícil de comprender cuando no se ha sentido alguna vez en la Vida; te sientes repleto de energía para comerte el mundo.
Y es aquí donde encontramos el mayor beneficio del amor platónico: hará que nos conozcamos mejor a nosotros mismos. Si pensábamos que éramos incapaces de parecer atractivos cambiará gracias al cuidado personal que realizamos. Nuestra nueva alegría interior se transformará en extroversión al relacionarnos con los demás, lo que inevitablemente mejorará nuestra forma de movernos en todos los ámbitos. Incluso al esforzarnos más en nuestras tareas diarias lograremos recompensas inesperadas.
Pero todo amor platónico tiene un final conocido y es que si fuese un amor realmente posible no crearía todos estos sentimientos, entrando en los aspectos negativos que conlleva.
Inseguridad e introversión
Han pasado semanas, meses incluso desde que descubrimos a nuestro enamorado. Tenemos la certeza de que deseamos con intensidad a esa persona, tanta seguridad como que es imposible que lleguemos a estar juntos. Es en este momento donde las inseguridades personales afloran repentinamente. Ya no sentimos esa motivación interior, la que hacía que nuestro cuerpo y mente actuasen movidos por una alegría inexplicable. Hemos vuelto a ser 'nosotros'.
No es de extrañar que el amor platónico se da mayoritariamente en personas introvertidas. Dificultades para relacionarse de forma cercana, expresar sus sentimientos, empatizar en profundidad con los demás. Nos hemos sentido siempre distintos sin que nadie nos llegase a comprender del todo, haciendo que esa persona tan única se convierta en nuestra particular boya salvavidas. Y es que cuando nunca has comprendido del todo qué es eso de amar es cuando más probable se hace que idealicemos a los demás.
En el caso más extremo encontramos la obsesión que podemos vivir por la persona amada. Negaremos la posibilidad de que haya alguien más en el mundo que sea capaz de hacernos sentir como ella, perdiendo la oportunidad de conocer gente fantástica que ve cómo nos quedamos atrapados en una relación que ni siquiera existe. Y cuando la obsesión llega a nuestra vida es cuando más sufrimos por la falta de amor.
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