
La metáfora es una figura retórica o literaria que identifica un término real con uno figurado, o en otras palabras, se refiere al significado dado a un objeto o sujeto a partir de otro. Un ejemplo es la frase: sus ojos brillaban como el sol. Aquí, una figura (el brillo del sol) es atribuído a un objeto (los ojos).
La metáfora aparece en muchas obras literarias y especialmente en la poesía, en donde está plagada de ellas, utilizándose como recurso expresivo. Ya en la antigüedad Platón era bien famoso por sus metáforas, intentando pasar su conocimiento a unas mentes todavía plagadas de mitos y leyendas, como hizo con el “mito del carro alado” para explicar el funcionamiento del alma humana.
“Su piel era como el mármol” es un claro ejemplo de las metáforas señaladas, consistiendo en un elemento identificable (la piel) y la metáfora en si misma (como el mármol) para expresar que era blanca y fría, concepto que, requiere de la interpretación por parte del lector.
Origen de la palabra "metáfora"
Proviene del latín “metaphora” y según la RAE viene definida como la aplicación de una palabra o expresión a un objeto o concepto el cual no nombra específicamente y que sirve para facilitar la comprensión. Por ejemplo: La balanza se puede considerar una metáfora de la Justicia, al representar las balanzas el equilibrio entre lo bueno y lo malo.
Tipos según el campo
- Metáfora común
Es la más utilizada. “Tus ojos son dos diamantes” por ejemplo. En ella se relacionan el concepto que se quiere explicar con uno real (ojos y diamantes)
- Metáfora de complemento preposicional
Se caracteriza por el uso de una preposición para unir ambos objetos (el real y el concepto a explicar). Ejemplo: “Ojos de petróleo”.
- Metáfora pura
En ellas solamente existe la alegoría irreal, no dando ninguna referencia a lo real. Ejemplo: “En su mirada ardía una incansable llama”.
- Metáfora negativa
Destaca por su uso de términos negativos, como los adverbios. Ejemplo: “No es tu mirada, es una hoguera ardiente”.
La metáfora en la Historia
Las metáforas han probado ser de gran ayuda en la psicología y el psicoanálisis, para ayudar a los pacientes a expresar, a su manera, el problema que ellos tienen en su cabeza. El concepto de la metáfora en Aristóteles es encontrado en 2 de sus obras: la Poética y la Retórica. En el libro de la Poética, Aristóteles define la metáfora como el traslado de un nombre a otro con significado diferente, y hace hincapié en la gran capacidad humana de poder crear estas figuras literarias o lingüísticas.
Los humanistas, por otra parte, usarán la metáfora para ilustrar de mejor forma el diagnóstico realizado, por ejemplo, a un paciente en una evaluación psicológica. A finales del siglo XVIII, el concepto tradicional de metáfora como una forma de sustitución es desafiado a mutarse más bien a un concepto de interacción en los significados, argumentando que el origen de la metáfora no está en el lenguaje mismo sino en los procesos mentales de la Persona.
Por otra parte, Sigmund Freud (el padre del psicoanálisis) relacionó sus conocimientos del inconsciente a las figuras mentales en imágenes que suponían la construcción de la metáfora, contrastándolas con otros procesos mentales más asociados a la parte consciente. El psicoanálisis a partir de entonces incorporará de manera mucho más seria los procesos relacionados a la metáfora.
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